Wednesday, September 12, 2007

Sombras

Un reencuentro inesperado.
Un saludo. Una conversación banal.
Un anillo por mano, testimonios del pasado.
Ojos y sonrisas.

Sombras con vida propia.
Se abrazan, se apasionan.
Se retuercen de alegría.
Explotan.

Personas insulsas.
Palabras del pasado, presente y futuro.
Pasado fugaz.
Presente adusto.

Sombras vigorosas.
Miradas fugaces.
Sentimientos ocultos.
Gestos audaces.

Silencio incómodo.
Ojos que hablan.
Oportunidad perdida.
Despedida oportuna.

Sombras que gimen.
Sombras que lloran.
Extienden sus manos.
Casi se rozan.

Futuro vacío.
Ambiente melancólico.
Una lágrima en el suelo.
Es de sombra, es simbólico.

Monday, September 10, 2007

La nueva sección (II)

- Lo de siempre, Henry.
Me siento en el bar, como cada noche, con mi ginebra, oteando el horizonte. A ver si alguna cae.
Dos travestidos se dan el lote encima de una mesa tratando de llamar la atención cuanto más mejor. Quizas no es el mejor sitio para encontrar compañía. Tendría cojones de ser eso por lo que no me como una rosca desde hace años.
Me río con ganas de mi ocurrencia, hasta que el viejo de al lado se queja de la juventud mientras se pellizca los huevos y sigue fumando su tabaco negro, momento en el que me río con aún más fuerza. Pedazo de gilipollas.
Miro un rato la tele. Ponen las noticias. Nada del otro mundo. Todo de este: asesinatos, guerras, violaciones, desapariciones, secuestros, ... La verdad es que la presentadora me pone cachondo, tiene un buen escote, nunca me había fijado. Mejor voy al baño.
Al volver pido otro ginebra. Ya van cuatro. Pero tendrán que venir más, porque en la mesa al lado del escaparte, enfrente de la vieja biblioteca hay una joven leyendo. No es la presentadora del telediario, pero tiene algo. La verdad es que no se que es, pero tetas no serán. Sigue enfrascada en su lectura.
Voy a ir a por ella al método clásico, me acabo la bebida de un trago, me subo los pantalones disimuladamente para marcar paquete, repaso la gomina del pelo. Perfecto.
Cuando me doy cuenta un garrulo se me ha adelantado. Alto, cachas, calvicie rasurada. Todo un ejemplar de gorila. O le gustan gordas o no es competencia. Se ha sentado delante de ella.
- ¿Te apetece tomar algo, muñeca?
Ella no responde. No parece afectar al tipo. Debe estar acostumbrado a los desaires en principio y a llevárselas a la fuerza después.
- Lees mucho. Se te cansará la vista. Te puedo enseñar actividades más divertidas para pasar el rato.
Ella sigue enfrascada en su libro. No tiene cara de estar pasando de él. Tiene cara de no oirle directamente.
- Vamos encanto, te aseguro que todas acaban satisfechas.
No puedo aguantarme. ¿Cómo se puede ser tan capullo y ligar tan mal? Me mira. Disimulo como si no fuera conmigo. El tío me dirige una mirada amenazadora y se va del local. Es mi turno.
Me siento discretamente a su lado. La portada del libro es de un color verde enfermizo. En letras beig se presenta el título: THE LOBOTOMIST. En azul profundo, más abajo, el autor: EL-HAI. La verdad es que no me extraña que lo pongan en mayúsculas, yo tampoco sabría en cuál de ellas ponerlas, así que mejor todas.
Joder. Pensaba sacarle tema del libro. Pensaba que sería el típico libro de novela rosa. La verdad es que no se que coño es un lobomotorista de estos y no me importa una mierda. La tipa es rara de cojones, pero hace tiempo que me como los mocos. El ahora o nunca.
- Lo siento, pero hay gente que no entiende lo que de verdad una mujer.
Detrás del libro oigo una exclamación de alegría. Cierra el libro con fuerza y se hecha sobre mí. Con la cara a dos centímetros de la mía dice:
- Vamos.
La sigo. Me lleva de la mano fuera del local.
- Todo lo que entra, sale. ¡No está perdido!
- ¿Cómo?
- ¡Los fragmentos!¡No se pierden!¡Sólo salen!Ahora solo hace falta encontrar donde han entrado.
- No entiendo lo que intentas decirme.
- Ven, acompañame, vamos a contárselo.
- Ah... que ya estás con alguien...
- Claro. Mi compañero. Mi señor. Mi maestro.
Una luz se enciende en mi cerebro. Mal rollo. Eso de lobomotorista y esto... a ver si esta pava es masoca...
- Bueno, preciosa, no me quiero entrometer en vuestra relación. Yo sólo quería algo de calor humano.
- ¿Calor?... ¡Calor!¡Ah!Bueno, pues esto es una despedida, ¿no?Dame un abrazo entonces.
La abrazo. Ella apoya su cabeza en mi hombro y me besa el cuello. Es un beso... perfecto. Me lleva al cielo. No se. No tengo palabras. Nunca he sentido algo así. Es sencilla y jodidamente perfecto. Tras el climax, ella se va corriendo.
- ¡¡¡¡El primer cromo!!!!
Allí me quedo yo, con un ligero escozor en el cuello, el sabor de la nostalgia en los labios y una erección de dos pares de cojones.

Wednesday, September 05, 2007

La nueva sección

19 de Abril de 1996:
Entro en la biblioteca como todas las noches. Saludo a Henry y me voy a la sección de ocultismo.
Todo está impoluto, como siempre. Me siento en mi sitio habitual.
Me llama la atención una persona sentada enfrente. No distingo su cara. Lleva una capa raída y una capucha negras y está leyendo un tratado de lobotomías frontales de Moniz, de 1936.
Porqué se ha traído un libro de historia psiquiátrica a la sección de ocultismo escapa a mi conocimiento.
Me centro en mi libro, el Ponape Scripture del capitán Abner Ezequiel Hoag, datado en 1734. Las sectas del sur relatadas en él resultan interesantes.

24 de Abril de 1996:
Entro en la biblioteca como todas las noches. Saludo a Henry y me voy a la sección de ocultismo.
La ayudante de Henry no está, y se nota. Lleva una semana de baja por indisposición, y se nota. Empieza a haber libros desordenados en el suelo por todas partes.
Nunca hubiera pensado que tanta gente consultara la zona de ocultismo como para generar tanta porquería en tan poco tiempo.
Enfrente de mi sitio, como durante toda la semana, el desconocido. Esta vez en sus manos un libro de inducción de coma por barbitúricos del doctor Kaesi.
Cualquiera diría que no se ha movido durante toda la semana. Cuando llego está en la misma posición que de dejo a las 5 de la mañana todas las madrugadas.
Por mi parte, he encontrado un libro interesante, Pnakotic Manuscripts, aunque es la segunda parte, el primer volumen no está por ningún lado.

27 de abril de 1996:
Entro en la biblioteca como todas las noches. Saludo a Henry y me voy a la sección de ocultismo.
Encuentro un vacío que me horripila en mi sección. Al acudir indignado a Henry este me explica entre toses que han contratado al desconocido como ayudante de biblioteca, ante la larga baja de la anterior ayudante. Todo sea por un mejor orden posterior en el estante.
Por curiosidad, le pregunto por su nombre, pero las toses profundas no le dejan continuar. Pobre Henry, quizás necesite unos días de baja él también. No parece gozar de buena salud.
Me siento en mi sitio. El desconocido no está, pero en su lugar hay abierto un libro. Miro alrededor y no le veo. La curiosidad me puede.
Es un tratado de 1954 sobre el uso de cloropromazina como antipsicótico. Me enfrasco en la lectura, hasta que el ruido de la escalera arrastrándose me sobresalta. Es él.
Rápidamente y un tanto azorado, me cambio de sitio y farfullo unas disculpas que no parecen interesarle. Juraría que debajo de la capucha he visto una sonrisa.

1 de mayo de 1996:
Entro en la biblioteca como todas las noches. Saludo a Henry y me voy a la sección de ocultismo.
El agujero se ha hecho más grande en la estantería. Henry me comenta que el nuevo piensa crear una nueva sección. Me tranquiliza diciéndome que no tiene interés en reducir el espacio dedicado al ocultismo.
Como todas las noches, me encuentro un libro abierto en el lugar de mi ya colega. No puedo evitarlo. Es una fascinación absurda, pero todas las noches acabo leyendo su libro. Ya no me molesta que él me vea. Tengo que saber lo que pone ese libro.
Esta vez se trata de un manual de 1941 sobre el uso de penitoína como inhibidor de las convulsiones, por Putman. Sencillamente asombroso.

5 de mayo.
Henry no está. Al parecer está de baja. Le convenía al pobre hombre. Se merecía un descanso.
Camino con decisión al que ya es mi nuevo sitio. Esta vez toca un tratado de Wagner-Jauregg del 18 sobre el tratamiento de la psicosis de la sífilis con fiebre artificial.
En un pequeño descanso veo que hay un nuevo plástico para la nueva sección de libros. Si no fuera por la interesante lectura hasta sentiría curiosidad por conocer cuál es la nueva sección.

Día 8
Henry sigue sin estar. Da igual. Me avalanzo sobre el libro. ¡Es indignante, está en blanco! Me parece ver la silueta del ayudante. Me giro bruscamente para increparle sobre el tema, pero mi movimiento sólo permite que sus colmillos se claven más fácilmente sobre mi cuello. Vislumbro el cartel de la nueva sección:
Setsunología.