Monday, September 10, 2007

La nueva sección (II)

- Lo de siempre, Henry.
Me siento en el bar, como cada noche, con mi ginebra, oteando el horizonte. A ver si alguna cae.
Dos travestidos se dan el lote encima de una mesa tratando de llamar la atención cuanto más mejor. Quizas no es el mejor sitio para encontrar compañía. Tendría cojones de ser eso por lo que no me como una rosca desde hace años.
Me río con ganas de mi ocurrencia, hasta que el viejo de al lado se queja de la juventud mientras se pellizca los huevos y sigue fumando su tabaco negro, momento en el que me río con aún más fuerza. Pedazo de gilipollas.
Miro un rato la tele. Ponen las noticias. Nada del otro mundo. Todo de este: asesinatos, guerras, violaciones, desapariciones, secuestros, ... La verdad es que la presentadora me pone cachondo, tiene un buen escote, nunca me había fijado. Mejor voy al baño.
Al volver pido otro ginebra. Ya van cuatro. Pero tendrán que venir más, porque en la mesa al lado del escaparte, enfrente de la vieja biblioteca hay una joven leyendo. No es la presentadora del telediario, pero tiene algo. La verdad es que no se que es, pero tetas no serán. Sigue enfrascada en su lectura.
Voy a ir a por ella al método clásico, me acabo la bebida de un trago, me subo los pantalones disimuladamente para marcar paquete, repaso la gomina del pelo. Perfecto.
Cuando me doy cuenta un garrulo se me ha adelantado. Alto, cachas, calvicie rasurada. Todo un ejemplar de gorila. O le gustan gordas o no es competencia. Se ha sentado delante de ella.
- ¿Te apetece tomar algo, muñeca?
Ella no responde. No parece afectar al tipo. Debe estar acostumbrado a los desaires en principio y a llevárselas a la fuerza después.
- Lees mucho. Se te cansará la vista. Te puedo enseñar actividades más divertidas para pasar el rato.
Ella sigue enfrascada en su libro. No tiene cara de estar pasando de él. Tiene cara de no oirle directamente.
- Vamos encanto, te aseguro que todas acaban satisfechas.
No puedo aguantarme. ¿Cómo se puede ser tan capullo y ligar tan mal? Me mira. Disimulo como si no fuera conmigo. El tío me dirige una mirada amenazadora y se va del local. Es mi turno.
Me siento discretamente a su lado. La portada del libro es de un color verde enfermizo. En letras beig se presenta el título: THE LOBOTOMIST. En azul profundo, más abajo, el autor: EL-HAI. La verdad es que no me extraña que lo pongan en mayúsculas, yo tampoco sabría en cuál de ellas ponerlas, así que mejor todas.
Joder. Pensaba sacarle tema del libro. Pensaba que sería el típico libro de novela rosa. La verdad es que no se que coño es un lobomotorista de estos y no me importa una mierda. La tipa es rara de cojones, pero hace tiempo que me como los mocos. El ahora o nunca.
- Lo siento, pero hay gente que no entiende lo que de verdad una mujer.
Detrás del libro oigo una exclamación de alegría. Cierra el libro con fuerza y se hecha sobre mí. Con la cara a dos centímetros de la mía dice:
- Vamos.
La sigo. Me lleva de la mano fuera del local.
- Todo lo que entra, sale. ¡No está perdido!
- ¿Cómo?
- ¡Los fragmentos!¡No se pierden!¡Sólo salen!Ahora solo hace falta encontrar donde han entrado.
- No entiendo lo que intentas decirme.
- Ven, acompañame, vamos a contárselo.
- Ah... que ya estás con alguien...
- Claro. Mi compañero. Mi señor. Mi maestro.
Una luz se enciende en mi cerebro. Mal rollo. Eso de lobomotorista y esto... a ver si esta pava es masoca...
- Bueno, preciosa, no me quiero entrometer en vuestra relación. Yo sólo quería algo de calor humano.
- ¿Calor?... ¡Calor!¡Ah!Bueno, pues esto es una despedida, ¿no?Dame un abrazo entonces.
La abrazo. Ella apoya su cabeza en mi hombro y me besa el cuello. Es un beso... perfecto. Me lleva al cielo. No se. No tengo palabras. Nunca he sentido algo así. Es sencilla y jodidamente perfecto. Tras el climax, ella se va corriendo.
- ¡¡¡¡El primer cromo!!!!
Allí me quedo yo, con un ligero escozor en el cuello, el sabor de la nostalgia en los labios y una erección de dos pares de cojones.

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